martes, 15 de enero de 2013

Día 53 - Lágrimas de cocodrilo y affectio societatis. 15/01

Después del receso de las primeras dos semanas de enero, se reanudó hoy el juicio. Había expectativas en los medios porque hoy debía finalizar su declaración indagatoria Juan Carlos "El Gallego" Fernández, pero ni él ni su defensor aparecieron por Comodoro Py. En cambio, subió al estrado Gustavo Alcorcel, uno de los integrantes destacados de la patota, y cuyo celular registra un gran número de comunicaciones hacia y desde el celular del barra brava Cristian Favale.

El delegado de la lista Verde inició su relato tratando de asumir el rol de trabajador abnegado que cumplía tareas de 6 a 14:30 en los talleres de Escalada. Contó que el 20 de octubre estaba trabajando, cuando alrededor de las 9:30 lo llamaron dos compañeros de trabajo desde Avellaneda, contándole que había un inminente corte de vías, por lo que avisó al encargado del taller que, como delegado, debía ir a ver qué pasaba. Más adelante, sin embargo, refirió que, en realidad, iba a aprovechar para ver a su ex novia...

Después vino un desordenado recuento de sus movimientos: A eso de las 10 tomé el tren... me encontré con un montón de gente de los talleres, de electricidad y material rodante... 10:30 u 11:00 llegó Pablo Díaz, mi jefe en lo gremial... la gente, estaba preocupada... en el andén del lado de Constitución vi que los tercerizados iban caminando para el lado del puente... me llamaron mis compañeros porque tenían miedo, había mucha policía, tanto por el lado donde iban los tercerizados como por el lado de Carrefour... lo vi llegar a mi hermano con el ojo derecho lastimado, abajo, en el pómulo, estaba cortado... me dijeron que les habían tirado piedras y tornillos o tuercas y lo habían lastimado... seguimos caminando, hacía mucho calor, subíamos y bajábamos... me fui a comprar gaseosas, y después van unos compañeros hacia Yrigoyen para comprar gaseosas, y yo me acerco porque les pedí un agua... cuando me acerco venía una gente cantando canciones ferroviarias, yo tenía identificado a Cristian, lo saludé, agarré el agua y me fui para el lado derecho hacia Avellaneda... bajé para la sombra y en un momento escuché “ahí vienen, vamos, vamos”, así que empecé a levantar los brazos para que la gente se junte. Dejé de levantar los brazos y vi gente que sale corriendo, no entendí por qué. Salí caminando por la calle con el hermano y otra gente, hacia V. Sarsfield. Caminé dos cuadras y subí a la vereda, a la altura de Chevallier. Pasé un portón grande y me quedé a unos 30 metros. Hubo intercambio de piedras. De golpe escuché cinco estruendos, no eran piedras, parecían cohetes, disparos, era un ruido distinto. Me di vuelta y volví a las vías. No entendía qué había pasado. Me llamó por teléfono un compañero del taller preguntando si estaba bien, porque las noticias decían que había un muerto. No lo podía creer, nunca vi un arma, nunca fui a una manifestación armado ni vi nunca nada así. Me fui para Avellaneda, me sonaba el teléfono... Me vi en la tele con nombre y apellido... No entendía de qué me acusaban. Llamé a todo el mundo, a Díaz, a Karina (Benemérito), a otros delegados, todos estaban asustados, nadie entendía lo que había pasado, por qué el periodismo decía que habíamos matado a una persona.

Su defensora trató de ordenarle el relato, pero sólo logró sumar confusión. La pueril explicación de que conoció a Favale en el acto de River, y como estaba con ellos supuso que era ferroviario, y por eso le dio su número de teléfono, naufragó cuando terminó admitiendo que sabía que el barra brava de Varela era aspirante al Roca, al que él mismo convocó "en su apoyo" el 20 de octubre.

Preguntado por los jueces del tribunal, el pelado que se ve claramente en los videos arengando a los ferroviarios com los brazos en alto para que avanzaran sobre los tercerizados no pudo armar una frase razonable. No pudo explicar las múltiples llamadas con Favale, ni por qué se lo ve acercándose a recibir al grupo que éste encabezaba, como para recibirlos, ni por qué, si todos tenían tanto miedo de los tercerizados, corrieron hacia ellos "para pelear (sic)" unos 300 metros.

Para rematarla, las lágrimas de cocodrilo cuando hizo el acto del pobre padre encarcelado injustamente separado de su hija, y pidió a los jueces: "Justicia por Mariano, por la señora Elsa y por todos los muchachos, y también por nosotros", con una hipocresía difícil de aguantar.

Cuando Alcorcel volvió a su lugar, sin que nada hubiera cambiado en su beneficio, la audiencia siguió con los audios seleccionados por las acusaciones de las escuchas telefónicas que se hicieron durante la instrucción. Allí escuchamos, por ejemplo, el diálogo entre el "Gallego" Fernández y su amigo el subsecretario de Transporte Ferroviario, Antonio Luna:

Luna: -Gallego, Gallego, como te estás quedando sin amigos, yo te llamo para solidarizarme con vos... Están atentando no contra la Unión Ferroviaria, están atentando contra el sistema. ... Alguien mal parido, para sembrarle un muerto al gobierno nacional, está haciendo estas cosas…creo que más que nunca hay que dejar actuar a la justicia, …si dejamos actuar a la justicia vamos a tener clarificado todo esto… y el rol que cumplió cada uno... Gallego, ¿sabés cuál es la mejor forma de defenderse? No aclarando nada. … Si venís al ministerio de trabajo vas a ver que la limpieza no la hacen los empleados del ministerio de trabajo, si vas a vialidad vas a ver que las rutas no las hacen los empleados de vialidad, si vos vas a energía atómica, el corte de pasto y todo lo que se hace en energía atómica no lo hacen los empleados de energía atómica, entonces, ¿qué vienen a hablar de precarización del trabajo si esto viene degenerándose desde el año 89?. ... Lo único quería decirte, Gallego, es que yo a los amigos los acompaño… hasta la puerta del cementerio.


Gallego: -¿Y después no llevás flores?.

Luna: -No, no, no, ni en pedo.

En la siguiente tanda de escuchas, quedó bien clara la forma vertical y discrecional en que funciona la estructura burocrática de la Unión Ferroviaria, Con Pedraza como su máximo jefe, y Fernández como su hombre en el Roca. Uno de sus afiliados llamó al "Gallego" para decirle que su hijo estaba desconforme porque era guardabarreras lejos de su casa. "¿Es tu pibe? ¿Cómo se llama?" preguntó la voz cascada de Fernández, que tomó nota y prometió el traslado, como si fuera el gerente de la empresa UGOFE... ¿o lo era?

En la misma línea, se lo escuchó "discutiendo" paritarias, diciendo "meteme una categoría más en el convenio, qué se yo, inspector especial de paso a nivel, lo que sea...", o digitando a su antojo ingresos a planta permanente.

Así, expuesta hasta el tuétano la triple alianza antiobrera, terminó la jornada, que sigue mañana con la indagatoria prometida por el patotero Pérez, y más escuchas.

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