viernes, 7 de diciembre de 2012

Día 45 - Un trabajador y dos policías (4/12)

Un trabajador y dos policías

Hoy escuchamos a dos policías, el comisario mayor Gabriel Oscar Berard y el comisario Gabriel Ponce, y a Pablo Villalba, uno de los trabajadores tercerizados de la Cooperativa Unión del Mercosur que estuvo en la movilización del 20 de octubre. La “falta de memoria” de unos contrastó con la precisión del otro, mostrando, de nuevo, con mucha claridad, quién es quién.

El comisario mayor Berard, el día que mataron a Mariano Ferreyra, era el subcomisario en la Sala de Situación de la Dirección General de Operaciones, es decir, subordinado del imputado comisario Lompizano y superior de los imputados oficiales Conti y Echavarría. Si el 20 de octubre de 2010 el entonces subcomisario hubiera trabajado, no hubiera declarado como testigo propuesto por sus camaradas, sino que hubiera estado, desde un principio, sentado junto a ellos como acusado. Pero el 20 de octubre Berard estuvo de franco, y zafó.

El objetivo central de su declaración fue tratar de “despegar” a Echavarría y Conti, aun a costa del jefe de los tres, Lompizano. Por eso arrancó la ronda de preguntas con los defensores de los oficiales, que le hicieron decir que “un subcomisario no puede tomar decisiones en la Sala... sólo el Director de Operaciones puede desplazar fuerzas o disponer servicios... el que recibe toda la información es el Director... el Director es la máxima autoridad... los operadores somos la voz del jefe...”. Aunque el objetivo de defender a sus amigos quedó a medio camino, todo lo que dijo dejó a Lompizano y su defensa sumidos en una profunda depresión que les duró el resto del día.

El comisario Ponce, por su parte, era -es- el jefe de la Dirección de Servicios Especiales de la Superintendencia General de Transporte. O sea, el que manda a los “cabezas de tortuga” en el ámbito del ferrocarril.

El 20 de octubre mandó un grupo de combate a Avellaneda. Para desgracia de sus colegas procesados, reconoció sin dudar que sabía que había dos grupos, “los tercerizados y los ferroviarios. Los tercerizados iban a cortar las vías, y los ferroviarios iban a confrontar con ellos. Sé que los tercerizados querían pasar a planta permanente y que los de la UF no querían. Eso venía desde hacía rato”. Y, significativamente, dijo que él no estaba convocado para el servicio, pero que, como estaba cerca, fue igual. Eso es contracción al trabajo...

Su relato básico fue que llegó a la estación, vio ferroviarios, no vio ningún tercerizado, se presentó a sus jefes, vio a los ferroviarios correr hacia el lado del puente Bosch, escuchó detonaciones y vio que el imputado comisario Mansilla desplazaba el grupo de combate hacia ese lugar. “Después supe que los de arriba y los de abajo habían tirado piedras, y que habían tenido algún problema con la policía de provincia, que diparó”. Dijo que fue hasta el puente con Mansilla, Brousson y otros policías, que al grupo de tercerizados no se lo veía más, y que Mansilla le ordenó que mandara el grupo de combate a Constitución. Y haciendo gala de la selectividad del olfato policial, justo decidió que estaba todo tranquilo y se podía ir cuando llegó otro grupo por las vías que se unió a los ferroviarios, es decir, el grupo encabezado por Favale...

El compañero Pablo Villaba explicó que, desde 2009, trabajó en la Cooperativa Unión del Mercosur, en tareas de vía y obra, igual que los trabajadores de planta permanente. La única diferencia con ellos era el sueldo, menos de la mitad, y las enormes diferencias en todo lo relativo a las condiciones laborales.

Pablo dio detalles de la forma escandalosamente irregular en que les liquidaban los jornales, en la imposibilidad de todo reclamo por cuestiones tan elementales como la asistencia médica, y la seguridad en el trabajo.

Como él necesitó atención médica y reclamó que se la brindaran a través de la ART, fue despedido en abril de 2010, con la excusa de una “reestructuración”. Integrado al reclamo por el pase a planta permanente y como integrante de la Agrupación Bordó, el compañero empezó a participar de los actos y reclamos de todos los tercerizados. Relató las jornadas de lucha que permitieron abrir una instancia de reuniones en el ministerio de Trabajo, sin que se obtuviera ninguna respuesta a pesar de 28 o 29 encuentros, lo que condujo a la medida de fuerza del 20 de octubre.

“Sólo nos dieron la reincorporación de 11 de los 150 despedidos”, contó. Y se explayó sobre la indiferencia, en el mejor de los casos, o el franco ataque, como el 6 de septiembre en Constitución, de la Unión Ferroviaria hacia él y sus compañeros. “Yo lo fui a ver a Pablo Díaz, para que la UF nos apoyara, muchos éramos afiliados, pero él me contestó que nos habían afiliado por los préstamos, nada más. Eso no es un sindicato, es una cueva financiera”, dijo, y remató: “La Unión Ferroviaria tenía que garantizar que Unión del Mercosur siguiera existiendo, porque era de ellos. José Pedraza era uno de los dueños y estaban todos sus familiares”.

Luego, relató cómo llegó el 20 de octubre a Avellaneda, la marcha bajo los insultos y pedradas por la calle Bosch, y cómo, con otros compañeros, fue uno de los que intentó subir a la vía apenas pasado el puente. Luego de ese primer ataque, junto a otros compañeros del PTS, se alejaron del lugar.

1 comentario:

Maxi y amigos dijo...

Cumpas:
creo que quedó sesgada e involuntariamente tergiversada la declaración de Villalba, tal vez porque no pudieron estar presentes en aquella audiencia.

A continuación les pego la parter de la declaración del testigo que difiere sustancialmente con lo publicado acá (desgrabación de las cintas del propio Tribunal).
Gracias por rectificar:

“Cuando empezamos a caminar por la calle Bosch hacia el Puente Bosch, veo que la gente de la Unión Ferroviaria hace lo mismo, empieza a seguirnos. Cuando llegamos al Puente Bosch vemos que este grupo se había retrasado un poco más, empezamos a cruzar el Puente y vimos una puerta abierta. Varios de nosotros intentamos, bueno, pudimos acceder por esa puerta hacia las vías del ferrocarril para ver si en ese lugar, visto que las personas que venían caminando sobre las vías se habían retrasado, ver si podíamos subir y tratar de hacer el corte en ese lugar. El objetivo era ver si en ese lugar podíamos acceder hacia las vías para hacer el corte que habíamos previsto ese día. Yo reconozco haber subido junto a tres o cuatro compañeros más. Cuando estoy sobre las vías levanto la cabeza y veo que en el grupo que venía caminando sobre las vías de la Unión Ferroviaria ya había prácticamente llegado al mismo lugar porque venían muchos corriendo, y ahí veo que empiezan a tirar piedras automáticamente para abajo. Cuando vuelvo a mirar hacia abajo a los compañeros que estaban en la calle, veo que muchos compañeros no pudieron subir el terraplén por la inclinación que tiene. Vi que muchos estaban cayendo, y al ver que muchos de los compañeros estaban siendo golpeados por las piedras de la gente de la Unión Ferroviaria decido bajar y ahí me encuentro con varios compañeros lastimados. Me encuentro entonces con varios compañeros del PTS que estaban conmigo en ese momento y por la gran agresión que habíamos sufrido veo que varios compañeros se estaban yendo, veo a lo lejos que algunos compañeros que venían con nosotros en la columna se empezaron a meter en un pasillo que hay al costado del Riachuelo, veo a otros compañeros que avanzan alejándose de las vías y bueno, ahí, con los compañeros del PTS que estaban conmigo decidimos que por un tema de seguridad, y visto que todos se estaban yendo, irnos. Cuando recorro unos metros empiezo a escuchar sirenas de la policía, y dijimos: acá hay algo raro, por esas casualidades vayámonos que si viene la policía nos van a querer llevar a nosotros presos primero que a nadie y tratamos de alejarnos lo más posible de donde estaba la patota de la Unión Ferroviaria. Cuando nos alejamos un poco llamamos por teléfono a unos compañeros que se habían quedado atrás nuestro, y lo que ellos me decían era lo mismo: que ellos también se estaban yendo porque evidentemente no había posibilidades ni de hacer un corte ni de hacer ninguna acción porque la Unión Ferroviaria estaba pensando en ese momento cualquier cosa para defender el negociado que tenía con las tercerizadas y que iba a evitar de todas formas que nosotros hiciéramos cualquier tipo de reclamo”.